Como tu niñez afecta tu manera de demostrar amor - La Vida - La Vida - Blog para el auto entendimiento

Como tu niñez afecta tu manera de demostrar amor - La Vida

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Como tu niñez afecta tu manera de demostrar amor - La Vida

El cómo escogemos reaccionar a diferentes situaciones y la forma en la que expresamos nuestros patrones de conducta que son formados a temprana edad

Cuando empezamos a entender el sentido de nuestro entorno inmediato

Los consejeros matrimoniales y familiares, Dr. Milan y Kay Yerkovich descubrieron que todos tienen un cierto estilo de amar basado en la crianza

Un estilo de amar abarca nuestras tendencias e inclinaciones de cómo respondemos a nuestras parejas románticas

Pero al entender cómo amamos podemos entender la forma en la que un estilo de amar afecta nuestras relaciones.

Estos son los cinco estilos de amar de los doctores Milan y Kaye Yorkovich:


1: "El complaciente". El complaciente a menudo crece en un hogar con padres demasiado protectores o irascibles y críticos.


De niños, los complacientes hacen todo lo que pueden para ser buenos y estar en su mejor conducta

para no provocar una respuesta negativa de los padres. Los niños complacientes no reciben consuelo.

En lugar de eso emplean su tiempo y energía reconfortando a sus padres reactivos.

Los complacientes se sienten incómodos con los conflictos y enfrentan los desacuerdos cediendo o compensando a los otros rápidamente.

Generalmente les cuesta trabajo decir "no" y debido a que quieren minimizar el conflicto

pueden no ser sinceros y mienten para evitar confrontaciones difíciles. A medida que los niños complacientes se hacen adultos

aprenden a leer el estado de ánimo de las personas que los rodean para asegurarse de que pueden mantener a todos felices.

Sin embargo...

Cuando los complacientes se sienten estresados o creen que están defraudando constantemente a alguien,  tienen un decaimiento y huyen de las relaciones.

Los complacientes se esfuerzan de más tratando de ser todo para todos lo cual no es realista

y en lugar de poner límites que son sanos para ellos mismos

se enfocan más en las necesidades y deseos de otros. Para que los complacientes puedan cultivar relaciones estables

tienen que ser honestos con sus propios sentimientos en lugar de tratar de hacer lo que se espera de ellos.


2: "La víctima". La víctima a menudo crece en un hogar caótico.


Las víctimas aprenden a ser obedientes para sobrevivir al poner menos atención en ellos mismos para poder pasar desapercibidos. Para lidiar con

sus irascibles y violentos padres, los niños víctima aprenden a temprana edad a esconderse y mantenerse callados

Porque el estar completamente presentes es doloroso para ellos

los niños víctima a menudo construyen un mundo imaginario en sus mentes para lidiar con los peligros con los que se  enfrentan a diario.

Las víctimas tienen baja autoestima y usualmente luchan con ansiedad y depresión. Pueden acabar casándose con personas controladoras

que reflejan las mismas conductas que sus padres. Las víctimas aprenden a encajar haciéndose adaptables y siguiendo la corriente.

Están tan acostumbrados al caos en situaciones de estrés que cuando experimentan la calma,

ésta les hace sentir intranquilos porque anticipan el siguiente estallido. Para que las víctimas construyan relaciones sanas y estables

tienen que aprender el amor propio y a defenderse por ellos mismos cuando la situación lo requiera en lugar de dejar que la pareja camine sobre ellos.


3: "El Controlador".


Normalmente crece en un hogar donde no hubo mucha protección, por lo que aprenden a ser fuertes y cuidarse a sí mismos. Necesitan sentir el control todo el tiempo para evitar la vulnerabilidad que experimentaron en su infancia, para que no sea expuesta en su adultez. Las personas con este estilo de amar creen que tienen el control cuando evitan experimentar sentimientos negativos de miedo, humillación e impotencia. Los controladores, sin embargo, no asocian la ira como vulnerabilidad. Así que la usan como arma para mantenerse en el poder. Los controladores tienen tendencias rígidas, pero también pueden ser esporádicas e impredecibles. No les gusta pisar fuera de su zona de confort porque les hace sentir débiles y desprotegidos. Prefieren resolver los problemas por ellos mismos y obtener las cosas de cierta manera o de lo contrario se enfurecen. Para que los controladores formen relaciones estables y duraderas, necesitan aprender a dejar ir las cosas, confiar en los otros, y a moderar su ira. 


4: "El vacilante". El vacilante a menudo crece con padres impredecibles.


los vacilantes aprendieron que sus necesidades no son la prioridad de sus padres. Sin el constante afecto de sus padres, los vacilantes desarrollan un profundo miedo al abandono, pero cuando a los padres por fin les nace darles tiempo y atención, los vacilantes normalmente ya están muy enojados y cansados para recibirlo. cuando los vacilantes entran a la adultez tratan de encontrar el amor consistente del que fueron privados de niños. Los vacilantes tienden a idealizar nuevas relaciones,

pero una vez que se sienten dejados abajo o decepcionados, se muestran descorazonados y dudosos.

A menudo se sienten incomprendidos y experimentan muchos conflictos internos y estrés emocional dentro de sus relaciones.

Pueden ser extremadamente sensibles y perceptivos,

lo cual les permite detectar el más mínimo cambio en los demás y saber cuando las personas se están alejando.

Para que los vacilantes cultiven relaciones sanas y estables,

necesitan aprender cómo mesurarse y conocer a alguien antes de comprometerse muy pronto y lastimarse con sus propias expectativas.


5:"El evasivo".


El evasivo a menudo crece en un hogar menos afectivo donde se valora la independencia y la autoconfianza

De niños

los evasivos aprenden a cuidar de sí mismos a muy temprana edad y ponen sus sentimientos y necesidades en pausa para lidiar con sus

ansiedades de tener poco o nada de confort de sus padres

A los evasivos les gusta tener su espacio y se apoyan más en la lógica y el desapego que en sus emociones.

Se sienten incómodos cuando la gente que los rodea experimentan cambios drásticos de humor. Para que los evasivos cultiven

relaciones sanas y duraderas, necesitan aprender a abrirse y expresar sus emociones honestamente.