La ansiedad social es el miedo intenso y penetrante de ser juzgado, humillado, rechazado o avergonzado en un entorno social que conduce a la ansiedad o la evitación. A las personas tímidas no les gusta ser el centro de atención y las situaciones sociales no les causan una angustia severa, tal vez solo las palmas sudorosas. La timidez no es una condición de salud mental. Es un rasgo de personalidad.
Por otro lado, el trastorno de ansiedad social (TAS) es más que timidez. La ansiedad social puede ser provocada por diferentes factores, como traumas pasados, crianza aislada, genética. Alguien con TAS teme las situaciones sociales porque le preocupa ser avergonzado o evaluado negativamente por su estado, rol o comportamiento.
Aunque la timidez y la ansiedad social comparten una sintomatología física similar, hay rasgos que las diferencian.
A continuación se muestran siete señales de que no solo es ser "tímido(a)".
Evitar o escapar de entornos muy públicos.
Aunque una persona tímida puede sentirse incómoda en una fiesta en la que no conoce a nadie, alguien con ansiedad social evitará por completo los entornos públicos. Este síntoma puede convertirse en agorafobia. Las situaciones públicas, como salir a cenar en un restaurante, salir con alguien o devolver un artículo a una tienda, pueden ser desgarradoras para alguien con un trastorno de ansiedad en el que existen oportunidades para la vergüenza o el rechazo.
Si no es posible evitarlo, las personas que tienen ansiedad social pueden intentar escapar de la situación escondiéndose en un baño o saliendo temprano. Esto se diferencia de la timidez porque una persona tímida puede abrirse después de un tiempo o quedarse con un grupo familiar de personas. Las tácticas de evitación y escapismo se utilizan como comportamientos de seguridad. El problema con los comportamientos de seguridad es que brindan la ilusión de "sobrevivir" al evento. Sin embargo, todavía se siente culpable por no controlar su ansiedad.
Sentirse muy cohibido frente a los demás.
Los entornos públicos te hacen sentir incómodo porque sientes que la gente te observa y te juzga. Puede que ni siquiera tengas la atención de todos, pero todavía tienes un miedo inexplicable de que en algún momento suceda algo y todos comenzarán a juzgarte. Para una persona normal, esto puede parecer ilógico. Pero esa es la cuestión. Las ansiedades sociales a veces no tienen lógica.
Pueden surgir en el momento más aleatorio y hacerte sentir repentinamente como si el foco de atención se hubiera centrado en ti. Algunos síntomas físicos incluyen sudoración, palpitaciones cardíacas y ataques de pánico.
Miedo a los síntomas físicos que pueden causarle vergüenza.
Una forma en que la ansiedad social puede pasar por timidez es a través de señales físicas. Ambos tienen similitudes fisiológicas como rubor, sudoración, postura rígida y temblores. Sin embargo, para alguien con ansiedad social, sus respuestas corporales pueden generar ansiedad. Incluso tener la mente en blanco durante unos segundos puede hacerles sentir que dejaron una mala impresión.
Miedo a que los demás se den cuenta de que pareces ansioso.
Del mismo modo, las personas con ansiedad social temen que su ansiedad sea notoria, produciendo así más ansiedad.
Tener ansiedad en anticipación de una actividad o evento temido.
Antes de un gran evento, como una presentación, es normal sentirse un poco ansioso. Por lo general, ese tipo de ansiedad disminuye después de un tiempo. Sin embargo, si experimenta ansiedad social, podría pensar, durante meses, en todas las cosas que podrían salir mal. En algunos casos, estos pensamientos pueden acumularse en su mente y llevarlo a evitar el evento o la situación. Este comportamiento puede ser particularmente dañino si está relacionado con la escuela o el trabajo.
Esperar las peores consecuencias posibles de una experiencia negativa durante una situación social
Aunque se desconoce la causa definitiva de la ansiedad social, los investigadores creen que las habilidades sociales subdesarrolladas pueden conducir a la ansiedad social. Ser objeto de burlas o acoso por ser socialmente incómodo puede llevarlo a temer más interacciones sociales y exacerbar la ansiedad social.
Pasar tiempo después de una situación social analizando su desempeño e identificando fallas en sus interacciones.
A veces, volvemos a visitar momentos pasados para aprender de ellos y mejorar. Pero, obsesionarse con un detalle del pasado generalmente termina de la misma manera: las inseguridades surgen de los rincones de nuestra mente para hacernos sentir inferiores. Sin embargo, para alguien con ansiedad social obsesionada con un pequeño detalle no se siente como una opción. La ansiedad social se trata de verse a sí mismo a través del lente de otra persona. Por lo tanto, es posible que sea propenso a detenerse y analizar interacciones pasadas, especialmente conversaciones.
Si te das cuenta de que te preocupas por conversaciones pasadas, encuentra tu detonante. El detonante está en la parte de la conversación que sigues reproduciendo. Encuentre una mejor respuesta y luego déjela pasar. Dejar ir es un paso difícil y puede llevar algún tiempo aprender. Si tiene problemas para dejar de lado las conversaciones pasadas, comuníquese con un terapeuta para obtener ayuda. Con la terapia cognitivo-conductual, aprenderá herramientas que lo ayudarán a sentirse más seguro en situaciones sociales.